Los principales hitos de la historia de Roma, con sus momentos de apogeo y sus infinitas penurias, han resurgido en los muros de la ribera del Tíber gracias a un gran mural que los ilustra a partir de la suciedad incrustada con el paso del tiempo. La obra se titula Triumphs and Laments, ha sido realizada a partir de los grabados del artista sudafricano William Kentridge (Johannesburgo, 1955) y recorre medio kilómetro de la ribera del Tíber, entre los puentes de Sisto y de Giuseppe Mazzini.
Lo hace mediante ochenta imponentes figuras de diez metros de altura que han sido prácticamente esculpidas a partir de la contaminación y los residuos vegetales adheridos durante el transcurso de los años en los muros que delimitan el caudal, sin emplear pinturas o productos químicos. El resultado es una obra de aspecto xilográfico y compuesta por personajes en blanco y negro, gracias a la presencia de las partes oscuras de la contaminación y al mármol de travertino, liberado de una oscura y densa suciedad gracias al empleo de pistolas de agua caliente a presión.