Entendiendo el cambio climático desde los Pirineos

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Eva García Balaguer, coordinadora del OPCC. / EFE

El Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC) es una iniciativa transfronteriza de los siete territorios que rodean la cordillera para observar, entender y recopilar información científica relativa al cambio climático y los efectos que produce para proponer recomendaciones en aras a crear un territorio más resiliente y preparado para afrontarlo.

La coordinadora del OPCC, Eva García Balaguer, define así esta "red de cooperación y dinamización de agentes multisectorial y multidisciplinar" de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos que nació en 2010, bajo la presidencia de Midi-Pyrenees, englobada hoy en la región francesa de Occitania, "identificando el problema del cambio climático como importante y necesario a tratar".

Completan el Observatorio, además de Occitania, Nueva Aquitania, el Principado de Andorra, País Vasco, Navarra, Cataluña y Aragón, donde se encuentra tanto su sede como la de la CTP, en la ciudad oscense de Jaca.

Durante sus 10 años de vida, el OPCC ha recopilado y seguido la información relativa al cambio climático en el Pirineo, ha dado visibilidad al problema y ha puesto en el mapa europeo sus afecciones sobre la cadena montañosa ubicada más al sur del continente.

Ello ha posibilitado que tanto la Comisión Europea como la Agencia Europea de Medio Ambiente tengan en cuenta este territorio, un reconocimiento que repercute en una mayor atracción de fondos de programas europeos para implementar acciones.

La cooperación y la visión global, fundamentales

Compuesto por un comité técnico que fija prioridades y acciones y en el que están representados los siete territorios, el OPCC se basa en la cooperación y el trabajo en red para tener una visión global y de conjunto, a medio y largo plazo, del cambio climático. Un fenómeno cuyos impactos -recuerda García- "son una realidad" en el Pirineo, como ya ratificó el Observatorio en un informe realizado en 2018 y han referido también otros estudios internacionales.

"Ha sido fundamental la aportación del programa Interreg POCTEFA (España-Francia-Andorra) para hacer esos trabajos en los que los límites administrativos no tienen sentido en un problema como el del clima", subraya. Añade que la cooperación entre regiones y el trabajo en red encajan "muy bien" con esos fondos a partir de los que se asocian al territorio "redes científicas y sectoriales de empresas y agentes".

Los proyectos actuales se nutren de diferentes fondos y, a su vez, estos proyectos incorporan nuevas redes (universidades, centros de investigación o empresas públicas de gestión y administraciones), dinamizadas por el Observatorio, que ejerce como conexión de todas ellas en la búsqueda de un abordaje multidisciplinar ante la complejidad que presenta el reto del cambio climático.

ADAPYR: la necesidad de armonizar y continuar la observación del cambio climático

Uno de estos proyectos financiados al 65 % por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional a través del Programa Interreg-POCTEFA y que emana del Observatorio es el denominado ADAPYR.

Heredero de otros programas temáticos de investigación (sobre lagos, clima, ecosistemas, fauna o flora) ejecutados en los cinco años anteriores, cuyas estructuras y resultados se han sumado al mismo, se desarrolla este año y el próximo.

Trata así de capitalizar experiencias que trabajaron la observación del cambio climático y los impactos del mismo en distintas áreas en un contexto de cooperación transfronteriza, detalla el coordinador de la Acción de Observación de ADAPYR, y profesor de investigación del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), Blas Valero.

ADAPYR tiene como socias a 12 entidades diferentes, que mantienen a su vez relación con 30 entidades asociadas. Es un proyecto que recoge lo trabajado con anterioridad a nivel temático, dándole ahora un enfoque multidisciplinar "y en red", apunta García.

"En el cambio climático es fundamental conocer las tendencias a medio y largo plazo y cómo está cambiando el clima a corto plazo, pero también conocer los impactos en los ecosistemas biofísicos, en la pérdida de la biodiversidad y su relación con la influencia de las actividades humanas cada vez más intensas", ya que se ha pasado de un Pirineo agrícola y ganadero a uno de servicios, apunta Valero.

Observar estos cambios no está exento de problemas como la falta de mediciones en periodos largos de tiempo, o la necesidad de armonizar los datos y protocolos, dado que son muchas las administraciones y entidades de investigación involucradas en la observación. Algunas mediciones las realizan agencias, como las estatales de meteorología o las confederaciones hidrográficas en el caso de los recursos hídricos, pero otras las hacen entidades dependientes de organizaciones científicas.

Los mejores indicadores son los que se llevan midiendo desde hace más tiempo y tienen una administración detrás, pero en otros casos, faltan redes e iniciativas transnacionales para la toma de datos como por ejemplo en los bosques de montaña, estaciones meteorológicas en altura, por encima de 1.800 o 2.000 metros, que permitan saber la nieve que ha caído en cada momento o en casos excepcionales como en el temporal Filomena.

Un ejemplo de los avances logrados en estas mediciones es la red de observación en los ibones pirenaicos y las turberas creada con el programa REPLIM, y ahora incluida en ADAPYR.

El OPCC identifica estas carencias y las pone en evidencia para intentar que se solventen, explica Valero, que reclama a las administraciones que "se responsabilicen para mantener estos espacios de conocimiento transfronterizos de observación y divulgación".

La corresponsabilidad, imprescindible

Ese nivel mínimo de observaciones, continúa Valero, exige una financiación y una estructura con protocolos comunes a todo el Pirineo, y que se determinen los indicadores a medir para tener una visión de conjunto. Además esa homogeneización ayudará a comprender que el cambio climático no es solo un problema de una vertiente o territorio sino global, y eso es en lo que trabaja ADAPYR.

Una vez demostrado el interés por el trabajo realizado, a su juicio, la Unión Europea "probablemente debería empezar a exigir a las administraciones que tuvieran una serie de redes de observación de indicadores sobre el cambio climático en sus territorios como la establecida" para evitar que proyectos de cooperación transfronteriza de interés como los que gestiona el OPCC "dependan de la obtención de fondos competitivos cada dos años y garantizar así su continuidad y mantenimiento".

Valero valora la estructura "dinámica y no encorsetada" conseguida con el OPCC, pero ve la necesidad de buscar vías que permitan garantizar su sostenibilidad con financiación por parte de las administraciones, y que debe contar -agrega García- "con la potencia de las aportaciones de entidades y sectores diferentes", con su cooperación.

Si la administración quiere entender el clima ahora y en los próximos 30 años "los indicadores tienen que tener continuidad", lo que evidencia la necesaria "corresponsabilidad" de todas las administraciones, insiste Valero.

El geoportal, una forma de llegar a la ciudadanía

El trabajo desarrollado desde el Observatorio se recoge en el Geoportal, una herramienta puesta en marcha por programas anteriores al ADAPYR, con el que tiene la capacidad de ser como "una ventanilla única de información".

En él se encuentra la información y los enlaces para que las administraciones, científicos y ciudadanía en general puedan ver las tendencias de la temperatura, del cambio de precipitación o el impacto del cambio climático en los ibones y turberas o sobre especies vegetales y cambios en la fauna y flora en altura en parcelas de referencia.

"Separar lo que es el cambio climático per se y el impacto de las acciones humanas es algo fundamental porque no puede haber una estrategia de adaptación al cambio climático si no sabemos si los cambios observados responden a un aumento de las temperaturas o a las acciones humanas y qué interacción hay entre una y otra", ahonda Valero.

El Geoportal pretende recoger los indicadores más útiles de forma sencilla para que cualquier persona pueda tener una visión de lo que está sucediendo en el Pirineo, tras un proceso interno previo de validación y selección de aquellos datos e indicadores que pueden mostrar mejor algunas de las tendencias del cambio climático.

Conseguir que estos indicadores tengan continuidad en el tiempo, y que se midan "de forma correcta y homogeneizada" para ponerlos en el Geoportal y que sirvan rápidamente de retorno a la ciudadanía es en lo que están trabajando.

Además de este instrumento, el trabajo del OPCC retorna a la ciudadanía en forma de informes como el realizado en 2018 sobre el cambio climático en el Pirineo y sus impactos y vulnerabilidades que tendrá su réplica ahora con boletines anuales, el primero de los cuales saldrá a finales de este 2021.

Realiza también acciones y recomendaciones que debe aplicar la administración, y otras a nivel sectorial, retornos de interés para que la acción sea más eficiente y sólida, y que se plantean trabajar con mayor profundidad.

Han desarrollado también jornadas divulgativas, como Adapyr Responde y la serie de conferencias "Jueves pirenaicos", durante octubre y noviembre de forma telemática adaptándose a la covid-19, donde se presentaron diversos temas, abiertos a la ciudadanía y a sus preocupaciones, que prevén continuar para seguir concienciando.

Y es que convertir la realidad científica a un lenguaje accesible y comprensible es otro de los objetivos del OPCC, consciente de que la administración tiene que liderar los cambios, pero esos cambios deben ir acompañados por la ciudadanía.

Por ello ADAPYR va creando herramientas de aproximación a esta información científica para todo tipo de públicos.

El futuro

El OPCC afronta el futuro con el reto de seguir capitalizando el conocimiento multidisciplinar sobre el cambio climático y ponerlo a disposición de otras entidades y personas para que "retroalimenten" la plataforma y pueda ser utilizada por la ciudadanía y la administración que tiene que liderar la toma de decisiones.

"Es un estímulo para nosotros", concluye su coordinadora, quien agrega que "solo sabiendo adónde vamos responderemos mejor al futuro". La crisis sanitaria de la covid-19 -asevera- "nos tiene que enseñar mucho de cómo dar una respuesta rápida: la colaboración entre administración e investigación y en cooperación para tener una respuesta sólida".

"Por qué cuesta tanto la acción con el cambio climático" es una pregunta que se hace y que responde con la referencia a cuánto pesa en la sociedad pensar únicamente en lo "inmediato", pese a lo cual se muestra "optimista" porque Europa, con el Pacto Verde, "ha hecho un cambio y actúa como faro". Aunque urge "seguir trabajando y una organización en cooperación y generación de ideas y prácticas comunes que aprovechen las ya existentes".

Valero también cree que el problema tiene solución aunque el reto es intentar "no ser tan cortoplacista" a la hora de buscar soluciones, que tienen que ser "globales" y requieren actuar "ya". Y también precisa divulgación para que la ciudadanía entienda que es un problema "a largo plazo" y que cada vez va a tener más implicaciones en nuestra vida cotidiana, lo que requiere preparación y adaptación a los cambios que están por llegar.

Fuente:
EFE
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