Pequeños sapos han abierto el camino en Ecuador a la biomedicina a través de un ambicioso proyecto de investigación que pretende encontrar en ellos remedios para distintas enfermedades. El centro Jambatu, dedicado al estudio de anfibios, es la punta del ovillo de una gran propuesta de largo alcance, que ha unido a la iniciativa privada y al Estado para alcanzar un fin: descubrir medicinas efectivas contra enfermedades que azotan a la humanidad.
Ese centro está situado en San Rafael, uno de los atractivos valles aledaños a Quito, donde los anfibios han encontrado un refugio y los investigadores una mina de conocimientos. Jambatu, que pertenece a la fundación privada Otonga, debe su nombre al vocablo quichua para designar a los anfibios, especialmente algunas especies andinas que se encuentran en peligro de extinción.