El satélite Sentinel-1A, lanzado este jueves y colocado en órbita a 693 km de altura, ha completado una compleja ‘danza’ de diez horas para desplegar sus paneles solares y la antena del radar de banda C. Este, en parte fabricado con tecnología española, proporcionará imágenes de las superficies de Europa, Canadá y las regiones polares casi en tiempo real, en cualquier condición meteorológica y hora del día.
Esta misión se ampliara con Sentinel-1B, pero es la primera de seis familias de satélites que integrarán el núcleo de la red de vigilancia medioambiental europea Copérnico o Copernicus. Proporcionará información de la superficie terrestre, oceánica y atmosférica para contribuir a la toma de decisiones ambientales y de seguridad, así como a las necesidades de los ciudadanos y los proveedores de servicios.
“El programa Copernicus proporcionará a los europeos los mejores servicios de medio ambiente y seguridad que proporciona el espacio”, resume Jean-Jacques Dordain, director general de la ESA.