Cinco años después del devastador tsunami que asoló el nordeste de Japón, un estudio ha desvelado que el inusual poder destructivo del fenómeno se debió a que las primeras olas barrieron las playas y el lecho marino, lo que facilitó las acometidas posteriores. Un grupo de investigadores del Instituto Internacional de Investigación de Desastres de la Universidad de Tohoku (nordeste), liderado por el profesor Fumihiko Imamura, ha simulado con un súper ordenador el impacto del tsunami en los accidentes geográficos de la zona.
En las imágenes generadas por ordenador cedidas este miércoles a Efe por la institución, un contador que transcurre a toda velocidad muestra cuál fue la evolución segundo a segundo de la llegada de las olas y simula cómo el potente torrente de agua anega las costas a una velocidad superior a lo habitual. En el caso de la localidad de Rikuzentakata, en la prefectura de Iwate, la primera embestida del tsunami barrió cantidades masivas de arena y barro de las playas, lo que redujo la resistencia y la fricción costera, permitiendo que las sucesivas olas engulleran con rapidez la costa, adelantó el grupo a la cadena pública NHK.