El lema 'somos lo que comemos' no es de aplicación exclusiva en los humanos y animales como los cerdos de cebo son un claro ejemplo como trata de demostrar una investigación de la Universidad de Salamanca que busca una alimentación a medida, rica en alto oleico, que depare un embutido más sabroso y saludable.
La catedrática de Química Analítica de la Universidad de Salamanca, Inmaculada González, responsable de esta investigación, se ha propuesto ahora, en colaboración con la empresa Ibéricos Javier, optimizar las características de cebo de cerdo ibérico con una modificación en la dieta de los animales.
Tras meses de preparación acaban de iniciar la investigación con el sacrificio de los primeros cerdos, alimentados en la última fase de engorde con pulpa de aceituna -graso-oliva-, como punto de partida sobre la que estudiar la evolución, ya que se trata del tipo de alimentación más común en las explotaciones de cebo.
Desde el punto de vista organoléptico, los investigadores analizarán los productos obtenidos tanto en fresco como tras cuatro meses de curación, en el caso de los lomos, y posteriormente se irán introduciendo cambios en la alimentación al sustituir el graso-oliva por un girasol de alto oleico producido por el propio ganadero.