Podría haber sido un simple apagón, pero acabó provocando una oleada de saqueos y disturbios que conmocionaron a la ciudad de Nueva York. El 13 de julio de 1977, un rayo alcanzó la subestación eléctrica en el río Hudson, disparando una cadena de eventos que provocó la caída del sistema eléctrico de la ciudad. El apagón, que se produjo por una combinación de mala suerte y fallos en el sistema, dejó Nueva York a oscuras durante un día entero.
El contexto de tensión en que se produjo el apagón desencadenó cientos de disturbios y saqueos. Ese año la ciudad se encontraba sumida en una profunda crisis económica, al borde de la bancarrota, a la que se sumaba la psicosis colectiva producida por la oleada de asesinatos del ‘Hijo de Sam’ y una brutal ola de calor. Más de 1.600 tiendas fueron saqueadas, se provocaron 1.000 incendios, 3.700 personas acabaron en prisión y los daños ascendieron a 300 millones de dólares.