Pese a la reticencia del matemático Isaac Newton (1642-1727) a ver publicados sus descubrimientos por si otros se apropiaran de su trabajo, por fin el 5 de julio de 1687 llegaba a las librerías Philosophiae naturalis principia mathematica o Principios matemáticos de la filosofía natural, el libro que dio un vuelco a la historia de la ciencia.
Probablemente esta publicación no habría ocurrido de la misma manera de no ser por la insistencia de su amigo Edmund Halley. El astrónomo inglés no solo animó a Newton a escribir y presentar su obra, también se hizo cargo del pago de la impresión, las correcciones y los temas editoriales, sin los cuales el trabajo no habría visto la luz.
En el libro de Newton se daban a conocer los hallazgos del científico en el campo de la mecánica y del cálculo matemático después de años de constante trabajo y duras críticas por parte de otros investigadores de la época.
Dividido en tres partes, Principia, revolucionó el pensamiento occidental al describir por primera vez las tres leyes del movimiento, que muestran como las fuerzas naturales que gobiernan la Tierra y rigen los movimientos de los cuerpos celestes son las mismas.
Además, en este libro se establecieron los fundamentos de la ley de la gravitación universal, que mucho más tarde revisaría Einstein en su teoría de la relatividad general.
Por sus aportaciones y trascendencia, Principia se considera una de las obras más importantes de la historia de la ciencia. La copia personal de Newton de su primera edición, con anotaciones y correcciones manuscritas del autor, se conserva en la biblioteca Wren del Trinity College de Cambridge.