Un 20 de agosto de 1960, en plena Guerra Fría, la Unión Soviética sumaba otra victoria en la carrera que habían iniciado con los Estados Unidos para conquistar el espacio. Belka (Ardilla o Blanquita) y Strelka (Flechita), las dos perritas a bordo del trasbordador Sputnik 5, aterrizaban en la región de Orsk, en Kazajistán, tras pasar 26 horas paseando por el espacio.
Este hito convirtió a estas dos perras en los primeros seres vivos en regresar con vida tras un vuelo orbital, puesto que tres años antes, en 1957, la famosa Laika falleció entre cinco siete horas después del despegue debido al estrés y a un colapso térmico, cuando viajaba a bordo del Sputnik 2.
Belka y Strelka despegaron el 19 de agosto de 1960 a las 11:44 hora de Moscú, desde cosmódromo de Baikonur (Kazajistán). No lo hicieron solas. En su viaje, que les llevó a completar 17 vueltas a la órbita terrestre, estuvieron acompañadas por 40 ratones, dos ratas y una variedad de plantas y hongos.
Durante el vuelo, el control de tierra se temió que pudieran correr la misma suerte que Laika cuando, nada más entrar en gravedad cero, los animales se quedaron inmóviles durante unos minutos. Afortunadamente, instantes después, comenzaron a ladrar y a moverse, tratando incluso de quitarse los arneses, lo que provocó que Beltra vomitase.
El viaje del Sputnik 5 fue retrasmitido por la televisión oficial soviética, que difundió imágenes de las dos perras vestidas con trajes de astronauta y que tras su regreso y posterior rueda de prensa, se convirtieron en celebridades de la URSS.
Strelka, tras acabar su misión espacial, tuvo una camada de seis cachorros con Pushok, un macho que participó en pruebas espaciales pero nunca viajó al espacio. En 1961 Jrushchov, que presidía el Consejo de Ministros de la URSS, regaló uno de esos cachorros a Caroline Kennedy, hija del presidente estadounidense John F. Kennedy, una perrita llamada Pushinka.
Pushinka creció y vivió en la Casa Blanca y tuvo cachorros con Charlie, otro perro de los Kennedy, lo que en la época se catalogó como el triunfo de un romance imposible entre dos potencias enfrentadas en plena Guerra Fría.