Los museos llevan tiempo intentando romper con esa imagen anacrónica de ‘almacén’, de lugar serio que solo conserva y exhibe obras de arte, animales muertos o ruinas de civilizaciones antiguas.
Afortunadamente, la tendencia ha ido cambiando y cada vez hay más instituciones que tratan de romper con esos tópicos mostrándose como una institución abierta, viva, al servicio de la educación y también del placer de sus visitantes.
Con esa idea cada año, en torno al 18 de mayo, se celebra el Día Internacional de los Museos, una jornada (o jornadas) en la que centros de todo el mundo ponen en marcha actividades para reivindicar su papel en la sociedad, acercarse a la gente y concienciar sobre los retos a los que se enfrentan.
Desde 1977, el Consejo Internacional de Museos coordina este evento junto con los países participantes dedicando cada año el día a un tema relevante para la comunidad museística. El de 2017 es Museos e historias controvertidas: Decir lo indecible en los museos.
Una de esas historias bien puede ser la del Guernica, un auténtico alegato antibelicista, en contra del horror y la violencia que provocan las guerras, y que cumple ahora 80 años desde que Picasso ilustrase el bombardeo de esta villa vizcaína por parte de la Legión Cóndor.
Plantar árboles, organizar encuentros entre conservadores y coleccionistas, profesionales y el público en general, sacar las colecciones a la calle, visitas guiadas, pases teatralizados o la posibilidad de contemplar piezas nunca vistas en la exposición permanente, son algunas de las actividades que han propuesto y proponen los cerca de 30.000 museos participantes en más de 120 países, durante los 40 años que cumple ahora esta iniciativa.
En Europa esta celebración viene acompañada de la Noche de los Museos, donde estos amplían su horario de apertura para que el público pueda disfrutar, de forma gratuita, durante la noche y hasta las primeras horas de la madrugada, de sus colecciones desde una perspectiva única.
