El 16 de noviembre de 1919 el industrial zaragozano José Álix Martínez obtuvo la patente de invención para la popular olla exprés. Nacía así este utensilio, que supuso todo un avance tecnológico para la época al reducir considerablemente el tiempo de cocción de los alimentos.
Unos años después, el 16 de julio de 1925, el Álix cedió la patente a Camilo Bellvis Calatayud y José Montesano Cervelló, capataces de su empresa metalúrgica. Y estos, en diciembre de 1926, consiguieron una nueva patente, que mejoraba la olla de Álix.
La patente original de 1919 quedó de dominio público el 18 de octubre de 1939, transcurridos los 20 años estipulados en el documento de patentado.
La descripción del pionero artilugio que permitía cocinar más rápido y gastando menos energía rezaba así: "Una olla para toda clase de guisos que se denominará 'olla exprés', pudiendo construirse de cuantas formas y tamaños se desee".