El 11 octubre de 1960, mientras España bailaba al son de Lolita, del Dúo dinámico, llegaban a suelo nacional los primeros 60 kilogramos de uranio enriquecido de la Comisión de Energía Atómica norteamericana para investigación y experimentación. España entraba así en la era atómica. 55 años después la energía nuclear es la segunda fuente de generación de energía eléctrica del país (con un 21,2 % de la producción) tras las renovables (42,2 %) y por delante del carbón (14 %).
En 1945 el gobierno franquista reservó en favor del Estado los yacimientos de uranio, declarándolos de interés nacional. Tres años más tarde se formaba el primer embrión de investigación nuclear: la Junta de Investigaciones Atómicas, presidida por el científico Otero de Navascués. Los primeros objetivos se orientaron a la formación del personal, al estudio de la explotación de los yacimientos de uranio, así como de las técnicas relacionadas con la extracción, metalurgia y física del mineral.
Posteriormente, por el Decreto Ley de 22 de octubre de 1951 se transformaría la Junta en Junta de Energía Nuclear (JEN), comenzando entonces la investigación sistemática de minerales radiactivos en España.
En 1953 se produjo un acontecimiento que permitió un salto cualitativo en las investigaciones: el presidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower pronunció su discurso Átomos para la Paz en el que expresaba su apoyo para el desarrollo de proyectos pacíficos de energía nuclear en los países aliados.
Dos años después España firmaba con EE UU un acuerdo de cooperación nuclear, en virtud del cual España recibió su primer reactor –Zorita– así como el uranio enriquecido que protagoniza la presente efeméride.
La estructura nuclear industrial civil en España comenzó entonces a crearse en los años 60, con la decisión de ampliar el parque nuclear y construir las centrales de Garoña y Vandellós I, impulsada desde la Administración por la JEN. En estos primeros proyectos los ingenieros y los constructores eran la misma entidad. La primera central construida, Zorita, se desconectó en 2006 y se encuentra en fase de desmantelamiento hasta 2015. Su construcción se inició en julio de 1965 y entró en operación comercial en agosto de 1969, sólo quince años después de que se construyera la primera central en el mundo (Óbninsk, en Rusia, en la antigua URSS).
España cuenta con diez instalaciones nucleares en su territorio peninsular. Entre ellas, cinco centrales –Almaraz I y II, Ascó I y II, Cofrentes, Trillo I y Vandellós II– con un total de siete reactores.
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