A las 8.15 (hora local) del 6 de agosto de 1945 el bombardero estadounidense Enola Gay lanzaba contra la ciudad japonesa de Hiroshima a Little Boy (“chico pequeño”), un nuevo tipo de bomba que desencadenó una potencia destructiva nunca vista hasta entonces.
Durante prácticamente toda la II Guerra Mundial, Estados Unidos y Alemania habían mantenido una estrecha carrera por desarrollar la bomba atómica, una arma que hubiera decidido el conflicto casi al instante.
El pistoletazo de salida de esta carrera fue la carta que Albert Einstein mandó a Franklin Delano Roosevelt advirtiéndole de las investigaciones realizadas por los alemanes, que mostraban que el uranio pudiera utilizarse como fuente de energía para producir nuevas bombas extraordinariamente potentes.
Alertado por esta misiva, el presidente estadounidense puso en marcha el ‘Proyecto Manhattan’, en el que trabajaron grandes científicos de la época como Robert Oppenheimer, Niels Böhr, Enrico Fermi o John von Neumann.
En algo más de dos años, el grupo consiguió su objetivo producir la primera bomba atómica de la historia, que fue probada el 16 de julio de 1945 cerca de Almogordo (Nuevo Mexico, EE UU). Aunque entonces el resultado de la guerra estaba ya decidido, las tropas estadounidenses todavía combatían en territorio asiático para doblegar al irreductible Imperio del Japón.
Para acabar definitivamente con el conflicto, el presidente Truman decidió emplear esta nueva arma contra la ciudad de Hiroshima. Esta ciudad no fue elegida únicamente por su valor estratégico, sino también por el impacto psicológico que tendría su destrucción.
En total, Little Boy mató a cerca de 150.000 personas entre la explosión y la radiación posterior. Diez días más tarde, después de que otra bomba fuera arrojada sobre Nagasaki, Japón anunciaba su rendición.
Sin embargo, el impacto psicológico de estos bombardeos hizo que, cuando la URSS consiguió el arma poco después, muchos temieran que una guerra atómica podría acabar con la humanidad. Afortunadamente, este tipo de conflicto todavía no ha estallado.