En 1847 apareció en las librerías Jane Eyre, firmada bajo el misterioso nombre de Currer Bell. La novela, que acabaría siendo considerada como una de las obras fundamentales de la literatura inglesa del siglo XIX, narraba las tribulaciones de una joven de origen humilde que acaba trabajando como institutriz. Encuadrada dentro de la tradición del romanticismo, Jane Eyre da voz a las inquietudes de una mujer que acaba siendo dueña de su destino, por lo que se considera una obra de referencia de la literatura feminista. Un tiempo después de la publicación de la novela se desveló que su autor era en realidad una mujer, Charlotte Bronte (1816-1855), hija de un clérigo y hermana de otras dos novelistas, Emily (Cumbres borrascosas) y Anne (Agnes Grey).