El arqueólogo estadounidense Hiram Bingham pasó a la historia por un hecho tan significativo como controvertido: el descubrimiento de Machu Pichu. La ciudad perdida de los Incas, utilizada como residencia de la realeza, había permanecido oculta a ojos occidentales hasta que el 24 de julio de 1911 llegó Bingham, guiado por habitantes de la zona. Este arqueólogo de la Universidad de Yale, que ya había hecho dos expediciones a Perú, seguramente no fue el primer occidental en visitar Machu Pichu (se habla de la visita de dos misioneros y de un aventurero alemán). Sin embargo, sí fue el primero en documentar y cartografiar la zona y en realizar una excavación arqueológica. Esta excavación, por cierto, acabó llevándose cientos de piezas de la ciudad al Museo Peabody de Yale, un tesoro arqueológico que todavía reclama su país de origen.