El 26 de junio de 2000 se superó un reto científico que ya ha pasado a la historia de la humanidad: Craig Venter y Francis Collins anunciaban el primer borrador del genoma humano.
La Casa Blanca y Downing Street, conectados vía satélite, junto a China, Japón, Francia y Alemania, anunciaban de forma conjunta el denominado ‘libro de la vida’ que en formato electrónico ocuparía 3,2 gygabytes. Las posibilidades en el campo de la medicina y de la biología se ampliaban hasta superar algunos límites infranqueables hasta el momento.
Collins, uno de los investigadores que hicieron posible el hito científico, se refirió a aquel 29 de junio como, “un día feliz para el mundo”, mientras que el presidente estadounidense en aquel momento, Bill Clinton, declaraba en la presentación que estaban aprendiendo, “el lenguaje con el que Dios creó la vida”.
La iniciativa comenzó 10 años antes cuando en 1990 se puso en marcha el consorcio público del Proyecto Genoma Humano. Desde ese momento su repercusión en los medios fue constante y se alimentó una polémica en torno al debate científico y ético sobre las utilidades de este proyecto.
En el proceso de secuenciación del primer borrador del genoma humano fueron conocidas las continuas pugnas entre la institución pública, Proyecto Genoma, con la empresa privada Celera Genomics que se fundó en 1998 por Craig Venter con el objetivo de culminar el proyecto en tres años.
Celera consiguió completar la secuencia y el ensamblaje del código genético en cinco personas de diferentes orígenes étnicos. Por su parte, el Proyecto Genoma completó en un 85% el ensamblaje del ADN y el primer borrador de la secuencia.
Finalmente se consiguió que estos dos organismos se unieran para publicar sus resultados de forma conjunta en y abrir así un campo de nuevas posibilidades en la genética humana.