Puesto en comunicación con un carrete de Rühmkorff y una botella de Leyden este tipo de osciladores -conocidos como de tres chispas- producen un campo eléctrico variable entre las esferas que, a partir de un cierto voltaje, genera descargas de manera intermitente entre ambas. Esto demuestra la existencia de ondas electromagnéticas y permite experimentar con corrientes de alta frecuencia y potencial.
Este es uno de los ejemplos más tempranos de aparatos de radio. Dispone de una sola lámpara, bobina y condensador variable para sintonizar. Al no disponer de lámpara amplificadora, para escucharla era necesaria la utilización de auriculares como en las radios de galena.
Las radios americanas, como los coches, son las de mayor tamaño, y están realizadas en materiales más económicos, aunque su funcionamiento y fidelidad son óptimos. En este caso, la caja de la radio y el altavoz están fabricados con chapa de hierro y pintados imitando la madera o la baquelita.
Las radios de galena son receptores de radiofrecuencia. Su funcionamiento está basado en las propiedades eléctricas de la galena (PbS), un semiconductor natural. La señal producida por estos aparatos resultaba muy débil, por lo que era preciso utilizar auriculares para escucharla al no disponer de amplificador. Este tipo de receptores fueron muy populares en los años 20 y 30 gracias a su bajo precio y fácil manejo.
Representa, con su circuito superheterodino, la máxima evolución de los receptores con válvulas. Su complejo funcionamiento permite una selección de frecuencia más ajustada. La forma de esta radio –su diseño en forma de capilla típico de los años 1930–, se debe a la unión en un solo elemento de la radio y del altavoz. La parte frontal está realizada en baquelita -primer plástico totalmente sintético de la historia-, que a diferencia de la madera, permitía su fabricación en serie y su producción a gran escala a bajo coste, ya que requería una cantidad menor de mano de obra que las realizadas manualmente por los ebanistas.
Este modelo refleja muy bien el estilo nacionalista, importante en la época, de diseño muy sencillo en el que destacan las líneas rectas y la ausencia de decoración. En la España de aquellos días las cajas de las radios se realizaban aún de forma artesanal por ebanistas y carpinteros, incluso en las fábricas de producción industrial; por este motivo, mantuvieron un aspecto casero o manual que desaparecería a lo largo de los años 50 y 60.
Muestra una caja realizada íntegramente en baquelita que dispone en la parte superior de un tocadiscos de pequeño tamaño destinado a singles. Para la escucha de los discos se utilizaba un sistema de amplicidación de la radio.
(Donación de D. Juan Puerto)
Aunque el reloj es digital su funcionamiento es mecánico, de forma que las horas y los minutos cambian mediante elementos giratorios, con placas donde se hallan impresos los números, de forma similar a los antiguos paneles indicadores de estaciones y aeropuertos.
Puesto en comunicación con un carrete de Rühmkorff y una botella de Leyden este tipo de osciladores -conocidos como de tres chispas- producen un campo eléctrico variable entre las esferas que, a partir de un cierto voltaje, genera descargas de manera intermitente entre ambas. Esto demuestra la existencia de ondas electromagnéticas y permite experimentar con corrientes de alta frecuencia y potencial.
Este es uno de los ejemplos más tempranos de aparatos de radio. Dispone de una sola lámpara, bobina y condensador variable para sintonizar. Al no disponer de lámpara amplificadora, para escucharla era necesaria la utilización de auriculares como en las radios de galena.
Las radios americanas, como los coches, son las de mayor tamaño, y están realizadas en materiales más económicos, aunque su funcionamiento y fidelidad son óptimos. En este caso, la caja de la radio y el altavoz están fabricados con chapa de hierro y pintados imitando la madera o la baquelita.
Las radios de galena son receptores de radiofrecuencia. Su funcionamiento está basado en las propiedades eléctricas de la galena (PbS), un semiconductor natural. La señal producida por estos aparatos resultaba muy débil, por lo que era preciso utilizar auriculares para escucharla al no disponer de amplificador. Este tipo de receptores fueron muy populares en los años 20 y 30 gracias a su bajo precio y fácil manejo.
Representa, con su circuito superheterodino, la máxima evolución de los receptores con válvulas. Su complejo funcionamiento permite una selección de frecuencia más ajustada. La forma de esta radio –su diseño en forma de capilla típico de los años 1930–, se debe a la unión en un solo elemento de la radio y del altavoz. La parte frontal está realizada en baquelita -primer plástico totalmente sintético de la historia-, que a diferencia de la madera, permitía su fabricación en serie y su producción a gran escala a bajo coste, ya que requería una cantidad menor de mano de obra que las realizadas manualmente por los ebanistas.
Este modelo refleja muy bien el estilo nacionalista, importante en la época, de diseño muy sencillo en el que destacan las líneas rectas y la ausencia de decoración. En la España de aquellos días las cajas de las radios se realizaban aún de forma artesanal por ebanistas y carpinteros, incluso en las fábricas de producción industrial; por este motivo, mantuvieron un aspecto casero o manual que desaparecería a lo largo de los años 50 y 60.
Muestra una caja realizada íntegramente en baquelita que dispone en la parte superior de un tocadiscos de pequeño tamaño destinado a singles. Para la escucha de los discos se utilizaba un sistema de amplicidación de la radio.
(Donación de D. Juan Puerto)
Aunque el reloj es digital su funcionamiento es mecánico, de forma que las horas y los minutos cambian mediante elementos giratorios, con placas donde se hallan impresos los números, de forma similar a los antiguos paneles indicadores de estaciones y aeropuertos.
Puesto en comunicación con un carrete de Rühmkorff y una botella de Leyden este tipo de osciladores -conocidos como de tres chispas- producen un campo eléctrico variable entre las esferas que, a partir de un cierto voltaje, genera descargas de manera intermitente entre ambas. Esto demuestra la existencia de ondas electromagnéticas y permite experimentar con corrientes de alta frecuencia y potencial.
Este es uno de los ejemplos más tempranos de aparatos de radio. Dispone de una sola lámpara, bobina y condensador variable para sintonizar. Al no disponer de lámpara amplificadora, para escucharla era necesaria la utilización de auriculares como en las radios de galena.
Las radios americanas, como los coches, son las de mayor tamaño, y están realizadas en materiales más económicos, aunque su funcionamiento y fidelidad son óptimos. En este caso, la caja de la radio y el altavoz están fabricados con chapa de hierro y pintados imitando la madera o la baquelita.
Las radios de galena son receptores de radiofrecuencia. Su funcionamiento está basado en las propiedades eléctricas de la galena (PbS), un semiconductor natural. La señal producida por estos aparatos resultaba muy débil, por lo que era preciso utilizar auriculares para escucharla al no disponer de amplificador. Este tipo de receptores fueron muy populares en los años 20 y 30 gracias a su bajo precio y fácil manejo.
Representa, con su circuito superheterodino, la máxima evolución de los receptores con válvulas. Su complejo funcionamiento permite una selección de frecuencia más ajustada. La forma de esta radio –su diseño en forma de capilla típico de los años 1930–, se debe a la unión en un solo elemento de la radio y del altavoz. La parte frontal está realizada en baquelita -primer plástico totalmente sintético de la historia-, que a diferencia de la madera, permitía su fabricación en serie y su producción a gran escala a bajo coste, ya que requería una cantidad menor de mano de obra que las realizadas manualmente por los ebanistas.
Este modelo refleja muy bien el estilo nacionalista, importante en la época, de diseño muy sencillo en el que destacan las líneas rectas y la ausencia de decoración. En la España de aquellos días las cajas de las radios se realizaban aún de forma artesanal por ebanistas y carpinteros, incluso en las fábricas de producción industrial; por este motivo, mantuvieron un aspecto casero o manual que desaparecería a lo largo de los años 50 y 60.
Muestra una caja realizada íntegramente en baquelita que dispone en la parte superior de un tocadiscos de pequeño tamaño destinado a singles. Para la escucha de los discos se utilizaba un sistema de amplicidación de la radio.
(Donación de D. Juan Puerto)
Aunque el reloj es digital su funcionamiento es mecánico, de forma que las horas y los minutos cambian mediante elementos giratorios, con placas donde se hallan impresos los números, de forma similar a los antiguos paneles indicadores de estaciones y aeropuertos.
Puesto en comunicación con un carrete de Rühmkorff y una botella de Leyden este tipo de osciladores -conocidos como de tres chispas- producen un campo eléctrico variable entre las esferas que, a partir de un cierto voltaje, genera descargas de manera intermitente entre ambas. Esto demuestra la existencia de ondas electromagnéticas y permite experimentar con corrientes de alta frecuencia y potencial.
Este es uno de los ejemplos más tempranos de aparatos de radio. Dispone de una sola lámpara, bobina y condensador variable para sintonizar. Al no disponer de lámpara amplificadora, para escucharla era necesaria la utilización de auriculares como en las radios de galena.
Las radios americanas, como los coches, son las de mayor tamaño, y están realizadas en materiales más económicos, aunque su funcionamiento y fidelidad son óptimos. En este caso, la caja de la radio y el altavoz están fabricados con chapa de hierro y pintados imitando la madera o la baquelita.
Las radios de galena son receptores de radiofrecuencia. Su funcionamiento está basado en las propiedades eléctricas de la galena (PbS), un semiconductor natural. La señal producida por estos aparatos resultaba muy débil, por lo que era preciso utilizar auriculares para escucharla al no disponer de amplificador. Este tipo de receptores fueron muy populares en los años 20 y 30 gracias a su bajo precio y fácil manejo.
Representa, con su circuito superheterodino, la máxima evolución de los receptores con válvulas. Su complejo funcionamiento permite una selección de frecuencia más ajustada. La forma de esta radio –su diseño en forma de capilla típico de los años 1930–, se debe a la unión en un solo elemento de la radio y del altavoz. La parte frontal está realizada en baquelita -primer plástico totalmente sintético de la historia-, que a diferencia de la madera, permitía su fabricación en serie y su producción a gran escala a bajo coste, ya que requería una cantidad menor de mano de obra que las realizadas manualmente por los ebanistas.
Este modelo refleja muy bien el estilo nacionalista, importante en la época, de diseño muy sencillo en el que destacan las líneas rectas y la ausencia de decoración. En la España de aquellos días las cajas de las radios se realizaban aún de forma artesanal por ebanistas y carpinteros, incluso en las fábricas de producción industrial; por este motivo, mantuvieron un aspecto casero o manual que desaparecería a lo largo de los años 50 y 60.
Muestra una caja realizada íntegramente en baquelita que dispone en la parte superior de un tocadiscos de pequeño tamaño destinado a singles. Para la escucha de los discos se utilizaba un sistema de amplicidación de la radio.
(Donación de D. Juan Puerto)
Aunque el reloj es digital su funcionamiento es mecánico, de forma que las horas y los minutos cambian mediante elementos giratorios, con placas donde se hallan impresos los números, de forma similar a los antiguos paneles indicadores de estaciones y aeropuertos.
Puesto en comunicación con un carrete de Rühmkorff y una botella de Leyden este tipo de osciladores -conocidos como de tres chispas- producen un campo eléctrico variable entre las esferas que, a partir de un cierto voltaje, genera descargas de manera intermitente entre ambas. Esto demuestra la existencia de ondas electromagnéticas y permite experimentar con corrientes de alta frecuencia y potencial.
Este es uno de los ejemplos más tempranos de aparatos de radio. Dispone de una sola lámpara, bobina y condensador variable para sintonizar. Al no disponer de lámpara amplificadora, para escucharla era necesaria la utilización de auriculares como en las radios de galena.
Las radios americanas, como los coches, son las de mayor tamaño, y están realizadas en materiales más económicos, aunque su funcionamiento y fidelidad son óptimos. En este caso, la caja de la radio y el altavoz están fabricados con chapa de hierro y pintados imitando la madera o la baquelita.
Las radios de galena son receptores de radiofrecuencia. Su funcionamiento está basado en las propiedades eléctricas de la galena (PbS), un semiconductor natural. La señal producida por estos aparatos resultaba muy débil, por lo que era preciso utilizar auriculares para escucharla al no disponer de amplificador. Este tipo de receptores fueron muy populares en los años 20 y 30 gracias a su bajo precio y fácil manejo.
Representa, con su circuito superheterodino, la máxima evolución de los receptores con válvulas. Su complejo funcionamiento permite una selección de frecuencia más ajustada. La forma de esta radio –su diseño en forma de capilla típico de los años 1930–, se debe a la unión en un solo elemento de la radio y del altavoz. La parte frontal está realizada en baquelita -primer plástico totalmente sintético de la historia-, que a diferencia de la madera, permitía su fabricación en serie y su producción a gran escala a bajo coste, ya que requería una cantidad menor de mano de obra que las realizadas manualmente por los ebanistas.
Este modelo refleja muy bien el estilo nacionalista, importante en la época, de diseño muy sencillo en el que destacan las líneas rectas y la ausencia de decoración. En la España de aquellos días las cajas de las radios se realizaban aún de forma artesanal por ebanistas y carpinteros, incluso en las fábricas de producción industrial; por este motivo, mantuvieron un aspecto casero o manual que desaparecería a lo largo de los años 50 y 60.
Muestra una caja realizada íntegramente en baquelita que dispone en la parte superior de un tocadiscos de pequeño tamaño destinado a singles. Para la escucha de los discos se utilizaba un sistema de amplicidación de la radio.
(Donación de D. Juan Puerto)
Aunque el reloj es digital su funcionamiento es mecánico, de forma que las horas y los minutos cambian mediante elementos giratorios, con placas donde se hallan impresos los números, de forma similar a los antiguos paneles indicadores de estaciones y aeropuertos.
Puesto en comunicación con un carrete de Rühmkorff y una botella de Leyden este tipo de osciladores -conocidos como de tres chispas- producen un campo eléctrico variable entre las esferas que, a partir de un cierto voltaje, genera descargas de manera intermitente entre ambas. Esto demuestra la existencia de ondas electromagnéticas y permite experimentar con corrientes de alta frecuencia y potencial.
Este es uno de los ejemplos más tempranos de aparatos de radio. Dispone de una sola lámpara, bobina y condensador variable para sintonizar. Al no disponer de lámpara amplificadora, para escucharla era necesaria la utilización de auriculares como en las radios de galena.
Las radios americanas, como los coches, son las de mayor tamaño, y están realizadas en materiales más económicos, aunque su funcionamiento y fidelidad son óptimos. En este caso, la caja de la radio y el altavoz están fabricados con chapa de hierro y pintados imitando la madera o la baquelita.
Las radios de galena son receptores de radiofrecuencia. Su funcionamiento está basado en las propiedades eléctricas de la galena (PbS), un semiconductor natural. La señal producida por estos aparatos resultaba muy débil, por lo que era preciso utilizar auriculares para escucharla al no disponer de amplificador. Este tipo de receptores fueron muy populares en los años 20 y 30 gracias a su bajo precio y fácil manejo.
Representa, con su circuito superheterodino, la máxima evolución de los receptores con válvulas. Su complejo funcionamiento permite una selección de frecuencia más ajustada. La forma de esta radio –su diseño en forma de capilla típico de los años 1930–, se debe a la unión en un solo elemento de la radio y del altavoz. La parte frontal está realizada en baquelita -primer plástico totalmente sintético de la historia-, que a diferencia de la madera, permitía su fabricación en serie y su producción a gran escala a bajo coste, ya que requería una cantidad menor de mano de obra que las realizadas manualmente por los ebanistas.
Este modelo refleja muy bien el estilo nacionalista, importante en la época, de diseño muy sencillo en el que destacan las líneas rectas y la ausencia de decoración. En la España de aquellos días las cajas de las radios se realizaban aún de forma artesanal por ebanistas y carpinteros, incluso en las fábricas de producción industrial; por este motivo, mantuvieron un aspecto casero o manual que desaparecería a lo largo de los años 50 y 60.
Muestra una caja realizada íntegramente en baquelita que dispone en la parte superior de un tocadiscos de pequeño tamaño destinado a singles. Para la escucha de los discos se utilizaba un sistema de amplicidación de la radio.
(Donación de D. Juan Puerto)
Aunque el reloj es digital su funcionamiento es mecánico, de forma que las horas y los minutos cambian mediante elementos giratorios, con placas donde se hallan impresos los números, de forma similar a los antiguos paneles indicadores de estaciones y aeropuertos.
Puesto en comunicación con un carrete de Rühmkorff y una botella de Leyden este tipo de osciladores -conocidos como de tres chispas- producen un campo eléctrico variable entre las esferas que, a partir de un cierto voltaje, genera descargas de manera intermitente entre ambas. Esto demuestra la existencia de ondas electromagnéticas y permite experimentar con corrientes de alta frecuencia y potencial.
Este es uno de los ejemplos más tempranos de aparatos de radio. Dispone de una sola lámpara, bobina y condensador variable para sintonizar. Al no disponer de lámpara amplificadora, para escucharla era necesaria la utilización de auriculares como en las radios de galena.
Las radios americanas, como los coches, son las de mayor tamaño, y están realizadas en materiales más económicos, aunque su funcionamiento y fidelidad son óptimos. En este caso, la caja de la radio y el altavoz están fabricados con chapa de hierro y pintados imitando la madera o la baquelita.
Las radios de galena son receptores de radiofrecuencia. Su funcionamiento está basado en las propiedades eléctricas de la galena (PbS), un semiconductor natural. La señal producida por estos aparatos resultaba muy débil, por lo que era preciso utilizar auriculares para escucharla al no disponer de amplificador. Este tipo de receptores fueron muy populares en los años 20 y 30 gracias a su bajo precio y fácil manejo.
Representa, con su circuito superheterodino, la máxima evolución de los receptores con válvulas. Su complejo funcionamiento permite una selección de frecuencia más ajustada. La forma de esta radio –su diseño en forma de capilla típico de los años 1930–, se debe a la unión en un solo elemento de la radio y del altavoz. La parte frontal está realizada en baquelita -primer plástico totalmente sintético de la historia-, que a diferencia de la madera, permitía su fabricación en serie y su producción a gran escala a bajo coste, ya que requería una cantidad menor de mano de obra que las realizadas manualmente por los ebanistas.
Este modelo refleja muy bien el estilo nacionalista, importante en la época, de diseño muy sencillo en el que destacan las líneas rectas y la ausencia de decoración. En la España de aquellos días las cajas de las radios se realizaban aún de forma artesanal por ebanistas y carpinteros, incluso en las fábricas de producción industrial; por este motivo, mantuvieron un aspecto casero o manual que desaparecería a lo largo de los años 50 y 60.
Muestra una caja realizada íntegramente en baquelita que dispone en la parte superior de un tocadiscos de pequeño tamaño destinado a singles. Para la escucha de los discos se utilizaba un sistema de amplicidación de la radio.
(Donación de D. Juan Puerto)
Aunque el reloj es digital su funcionamiento es mecánico, de forma que las horas y los minutos cambian mediante elementos giratorios, con placas donde se hallan impresos los números, de forma similar a los antiguos paneles indicadores de estaciones y aeropuertos.
Puesto en comunicación con un carrete de Rühmkorff y una botella de Leyden este tipo de osciladores -conocidos como de tres chispas- producen un campo eléctrico variable entre las esferas que, a partir de un cierto voltaje, genera descargas de manera intermitente entre ambas. Esto demuestra la existencia de ondas electromagnéticas y permite experimentar con corrientes de alta frecuencia y potencial.
Este es uno de los ejemplos más tempranos de aparatos de radio. Dispone de una sola lámpara, bobina y condensador variable para sintonizar. Al no disponer de lámpara amplificadora, para escucharla era necesaria la utilización de auriculares como en las radios de galena.
Las radios americanas, como los coches, son las de mayor tamaño, y están realizadas en materiales más económicos, aunque su funcionamiento y fidelidad son óptimos. En este caso, la caja de la radio y el altavoz están fabricados con chapa de hierro y pintados imitando la madera o la baquelita.
Las radios de galena son receptores de radiofrecuencia. Su funcionamiento está basado en las propiedades eléctricas de la galena (PbS), un semiconductor natural. La señal producida por estos aparatos resultaba muy débil, por lo que era preciso utilizar auriculares para escucharla al no disponer de amplificador. Este tipo de receptores fueron muy populares en los años 20 y 30 gracias a su bajo precio y fácil manejo.
Representa, con su circuito superheterodino, la máxima evolución de los receptores con válvulas. Su complejo funcionamiento permite una selección de frecuencia más ajustada. La forma de esta radio –su diseño en forma de capilla típico de los años 1930–, se debe a la unión en un solo elemento de la radio y del altavoz. La parte frontal está realizada en baquelita -primer plástico totalmente sintético de la historia-, que a diferencia de la madera, permitía su fabricación en serie y su producción a gran escala a bajo coste, ya que requería una cantidad menor de mano de obra que las realizadas manualmente por los ebanistas.
Este modelo refleja muy bien el estilo nacionalista, importante en la época, de diseño muy sencillo en el que destacan las líneas rectas y la ausencia de decoración. En la España de aquellos días las cajas de las radios se realizaban aún de forma artesanal por ebanistas y carpinteros, incluso en las fábricas de producción industrial; por este motivo, mantuvieron un aspecto casero o manual que desaparecería a lo largo de los años 50 y 60.
Muestra una caja realizada íntegramente en baquelita que dispone en la parte superior de un tocadiscos de pequeño tamaño destinado a singles. Para la escucha de los discos se utilizaba un sistema de amplicidación de la radio.
(Donación de D. Juan Puerto)
Aunque el reloj es digital su funcionamiento es mecánico, de forma que las horas y los minutos cambian mediante elementos giratorios, con placas donde se hallan impresos los números, de forma similar a los antiguos paneles indicadores de estaciones y aeropuertos.
Hoy es el Día Mundial de la Radio, que fue proclamado por primera vez por la Conferencia General de la Unesco en 2011, a propuesta de España.
Este año, el Día se celebra bajo el lema de ‘Los jóvenes y la radio’. Desde la Unesco quieren reivindicar la labor social que desempeña el medio, al que han calificado como “un puente de comunicación para las comunidades alejadas, las regiones en desarrollo y las poblaciones vulnerables, que a veces no tienen otra conexión con el resto del mundo”.
En esta fotogalería, recogemos la colección de aparatos de radio que alberga el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT) en Alcobendas, desde un chispómetro de 1850 hasta un clásico radiodespertador de 1978 que todos recordamos haber visto en la mesilla de los abuelos. Bienvenidos a este paseo por la historia de las ondas.