Tres décadas después del accidente en una fábrica química en Seveso (Italia, 1976), que provocó la exposición de la población a un tipo de dioxina muy peligrosa, sigue habiendo secuelas. Los recién nacidos de madres que vivían entonces en el área contaminada en la época del accidente tienen seis veces más posibilidades de tener una alteración de la función de la glándula tiroides que los bebés de madres que no vivían en la zona. Los resultados de esta investigación liderada por Andrea Baccarelli (de la Universidad de Milán) se publican esta semana en PLOS Medicine.