Lo que para el ojo humano es tan solo un pálido punto amarillo en el cielo, toma vida en el ultravioleta y el infrarrojo. Se trata de Venus, el lucero del alba, que gracias a las nuevas imágenes tomadas en esas longitudes de onda por los instrumentos de la nave Venus Express de la ESA muestra las turbulencias de su atmósfera.
El ultravioleta revela la estructura de las nubes y las condiciones dinámicas de su atmósfera, mientras que el infrarrojo proporciona información sobre la temperatura y la altitud de las capas altas de las nubes, según un estudio realizado por el equipo de Dmitri Titov, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar.