Si te lo encontraras en una playa mientras te das un tranquilo baño seguramente pensarías que el Aegirocassis benmoulae será lo último que vas a ver en tu vida. Pero a pesar de su terrible aspecto esta extraña gamba gigante se alimentaba de plancton.
Además, está el pequeño detalle de que vivió hace 480 millones de años –durante el Cámbrico–, así que por su parte puedes nadar tranquilo. Vivió en el sureste de Marruecos, donde equipo de investigadores de las universidades de Oxford (Reino Unido) y Yale (EE UU) han encontrado un sorprendentemente bien conservado fósil de este animal perteneciente a la familia de los anomalocarídidos –textualmente, gamba extraña–, que alcanzó un tamaño de más de dos metros de longitud.
El Aegirocassis benmoulae es uno de los mayores atrópodos conocidos, por lo que su hallazgo también es importante porque revela los orígenes de las extremidades de los artrópodos modernos –animales invertebrados dotados de un esqueleto externo y apéndices articulados, como los arácnidos, los crustáceos o los miriápodos–.