Durante el solsticio de invierno, el sol se filtra en el Monasterio de Petra, en Jordania, iluminando el pódium de una deidad. Justo en ese momento, la silueta de la montaña de enfrente dibuja la cabeza de un león, un animal sagrado. Son ejemplos de un estudio donde investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias y el CSIC muestran cómo los eventos celestes influyeron en la orientación de las grandes construcciones de los nabateos.
En la imagen, la tumba de la Urna. Su puerta principal está centrada según la puesta de sol del equinoccio, y los rayos solares en los solsticios de invierno y verano determinan las dos esquinas interiores del edificio.