El praxinoscopio -del griego praxis (acción) y skopéo (mirar, observar)- dispone de un tambor giratorio en cuya cara interna se colocan las bandas o tiras con los dibujos en posiciones sucesivas de un movimiento o acción.
En el centro del aparato se sitúan tantos espejos rectangulares como imágenes distintas muestra la tira, de forma que cada espejo refleja sólo una de esas imágenes.
Al girar el tambor y mirar por encima del borde, es posible ver reflejada la secuencia de dibujos y con ello generar la ilusión del movimiento.
Apenas un año después de la Exposición de París de 1878, Charles-Émile Reynaud presentó su praxinoscopio de teatro. La novedad que introdujo consistió en disponer el aparato y todos sus elementos en el interior de una caja de madera que hacía las veces de “teatrillo”, creando mediante un bastidor y una tablilla articulada el espacio para el escenario y los decorados, observándose el efecto final a través de una pequeña ventana en la tapa de la caja.