Durante más de 20 años los espectros infrarrojos de muchos objetos del espacio se han asociado a la presencia de los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH, por sus siglas en inglés), unas estructuras de carbono planas que se relacionan como el origen de la materia orgánica en la Tierra. Pero recientemente la detección de ‘bolas’ de carbono, como los fullerenos, y de patrones espectrales poco claros ha complicado el panorama sobre las diferentes formas moleculares que puede presentar el carbono interestelar.
Ahora un estudio que el investigador mexicano Héctor Álvaro Galué de la Universidad Libre de Ámsterdam (Países Bajos) publica en la revista de la Chemical Science of the Royal Society of Chemistry arroja luz sobre el misterio. Mediante modelos y simulaciones de química cuántica, junto con datos astronómicos reales, Galué ha determinado que los patrones espectrales infrarrojos no explicados se producen por estructuras de carbono tridimensionales que se asemejan a cuencos o conos, como las que se ven en la imagen. Serían unas estructuras intermedias entre los planos PAH y los esféricos fullerenos. Los resultados revelan que la 'fullerización' de estas moléculas produce un corrimiento hacia el azul en ciertas bandas del espectro. En conjunto, el trabajo ayuda a relacionar y establecer una visión unificadora del carbono interestelar.