Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Granada han constatado que millones de bacterias llegan cada año a Europa suspendidas en partículas de polvo y arena de origen africano transportadas por el viento. La mayoría queda en estado latente, pero algunas se desarrollan con éxito y pueden llegar a colonizar el ecosistema. El fenómeno, aunque no es nuevo, se acentúa por el cambio climático. Las conclusiones se publican en la revista Environmental Microbiology y han sido reseñadas en el último número de la revista Science.