Todas las células del cuerpo humano poseen un núcleo central donde se encuentra el ADN (nuestro material genético), un medio acuoso (citoplasma) donde se producen las proteínas y tienen lugar los procesos metabólicos, y una capa periférica que rodea a toda la célula y le da forma (membrana plasmática). Existe un tráfico continuo de moléculas entre estos tres compartimentos para permitir el buen funcionamiento de la célula.
El reciente descubrimiento del equipo dirigido por Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), demuestra que este tráfico se interrumpe en las células cancerosas. El grupo de pequeñas moléculas secuestradas por la célula tumoral en su núcleo son los llamados microARNs que no pueden ejercer su actividad normal de inhibir el desarrollo del cáncer.