Investigadores europeos han creado un primer modelo de detección de actividad sísmica. El estudio, que se publica hoy en la revista Science, demuestra que el inicio de un terremoto está precedido por un desplazamiento de la falla. Los resultados se obtienen del análisis de uno de los seísmos mejor registrados: el terremoto que sacudió Turquía en 1999 con una magnitud de 7,6.