¿Qué dueño de un gato no se ha sentido alguna vez como un tonto, al darse cuenta de que estaba actuando a las órdenes del animal? Los gatos saben muy bien cómo manipular a los humanos y han perfeccionado tremendamente sus artes. Así lo demuestra Karen McComb, una investigadora de la Universidad de Sussex, en un artículo que publica en Current Biology. McComb confiesa que comenzó la investigación inspirada por su propio gato, que la levanta todas las mañanas con un ronroneo insistente, pidiéndole comida. Como científica que ya había estudiado la comunicación vocal en mamíferos, decidió ir al fondo de la cuestión.
McComb y su equipo descubrieron que los felinos motivan a los humanos para que rellenen sus platos de comida enviándoles una especie de señal mixta: un maullido urgente envuelto por un ronroneo. El resultado es una llamada que pocos humanos pueden ignorar. “La inserción de un maullido en una llamada que normalmente asociamos con satisfacción es una forma bastante sutil de obtener una respuesta”, señala Karen McComb. “Pedir algo ronroneando es seguramente más aceptable para los humanos que un maullido declarado, que seguramente acabaría con el dueño echando al gato fuera de la habitación”. Además, lo gatos saben a quién pedir las cosas: el estudio descubrió que los gatos utilizan estos maullidos en privado con sus amos, pero cuando aparecen extraños en el entorno se vuelven muy poco comunicativos.