La NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Candiense (CSA) están probando los espejos del Telescopio Espacial James Web (JWST, por sus siglas en inglés) que, cuando estén en el espacio, captarán la luz de hace 13.500 millones de años, es decir, la de las primeras estrellas y galaxias del universo.
Para detectar esa luz, desplazada a la parte infrarroja del espectro, el JWST cuenta con un enorme espejo de 6,5 metros de diámetro formado por 18 segmentos hexagonales (como los que se ven en la imagen). Todas estas partes están fabricadas de berilio, un material ligero pero muy resistente. Además, se encuentran recubiertas por una fina capa de oro, un metal adecuado para reflejar la luz infrarroja, y están protegidas por una delgada lámina de cristal.
El telescopio y el resto del instrumental se mantendrán a la sombra de un gran escudo protector contra el sol, manteniendo siempre temperaturas por debajo de los -233 ºC. Cuando en 2018 se ponga en órbita y se desplieguen sus componentes, el JWST se convertirá en el telescopio más grande situado en el espacio.