Un estudio pionero demuestra con pruebas empíricas cómo las especies de plantas invasoras de ecosistemas mediterráneos, como la chumbera, pueden robar los polinizadores a las nativas, o, sorprendentemente atraerlos beneficiando a toda la red, como el bálsamo. El trabajo contradice la hipótesis del “mercado de flores” en la que sólo las invasoras se ven beneficiadas y las nativas pierden visitas.