Un científico de la Universidad de Salamanca y otro de la Universidad de Yale (EEUU) han demostrado que la presencia de depredadores afecta a la conducta de Acanthodactylus beershebensis, una especie de lagartija del desierto de Negev, en Oriente Próximo. Según el estudio, estos reptiles se mueven menos y capturan presas más móviles y diferentes ante la presión de sus predadores.