En febrero de 2008 el lanzamiento del Columbus y su acoplamiento a la Estación Espacial Internacional son ya una realidad. En pocos días comenzará a funcionar GeoFlow, un experimento que alberga en su interior con sello del E-USOC, de la Universidad Politécnica de Madrid.
El laboratorio Columbus, ese cilindro de 6,7 m de largo, 4,5 m de diámetro y un peso de unas 13 toneladas, es la principal aportación europea a la Estación Espacial Internacional (ISS). En su interior, cuatro cabinas especializadas en distintas áreas de estudio: Biolab, para cultivos celulares y el experimento con microorganismos; EPM, para estudiar los efectos sobre el cuerpo humano en las largas estancias en el espacio; el MSL, el laboratorio de Ciencia de Materiales, y el FSL, para observar el comportamiento de los fluidos en ausencia de gravedad donde irá instalado el experimento GeoFlow. A ellos hay que añadir un quinto cubículo multiuso que contiene otras instalaciones experimentales de menor tamaño.