Ésta es la conclusión de un estudio que ha analizado la persecución de las aves por la caza española a lo largo de 14 años. La disminución de esta actividad y del número de entradas de animales a los centros de recuperación (en un 10% cada año) son las razones por las que la “guerra”, entendida como persecución directa, está terminando en el sur de Europa.