En otoño, la temporada de gripe comienza y no termina hasta la siguiente primavera. Aunque este patrón cíclico, común en las regiones templadas, es bien conocido, todavía queda por descubrir la fuerza impulsora que lo ocasiona. Ahora, un nuevo estudio explica la evolución y las tasas de migración del virus de la gripe A (H3N2), lo que puede suponer una herramienta más para combatir la enfermedad.