Un equipo internacional de investigación ha estudiado los efectos económicos de la deforestación de la selva del Amazonas para concluir que se trata de una técnica que, además de ser devastadora para el medio ambiente, sólo es rentable a corto plazo. La conversión de selvas en campos para la agricultura y cría de ganado es una práctica muy extendida en los municipios brasileños que rodean el Amazonas, una de las regiones más pobres y menos desarrolladas de Brasil que sin embargo recibe cada año numerosos inmigrantes en busca de empleo.
Ana Rodrigues, de la Universidad de Cambridge, y su equipo utilizaron el Índice de Desarrollo Humano diseñado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para evaluar el bienestar de 286 municipios, cada uno en diferentes etapas de deforestación a lo largo de la Amazonía brasileña. Sus resultados muestran que, a pesar de que el bienestar de estos municipios se incrementa conforme comienza la deforestación, éste se acaba deteriorando al poco tiempo, de forma que la población de los municipios que han deforestado la selva no está mejor que la de municipios que no lo han hecho.
El Amazonas brasileño alberga el 40% de la selva tropical del planeta, que desempeña un papel vital en la conservación de la biodiversidad global, la regulación climática y los ciclos biogeoquímicos. Desde las páginas de Science, los investigadores sugieren que sería más beneficioso desarrollar políticas encaminadas a un desarrollo sostenible, no basado en el agotamiento de ecosistemas y recursos naturales.