Los humanos que habitaron en la Sierra de Atapuerca hace entre 6.800 y 4.800 poblaron la cueva de El Mirador, que luego se utilizó como cueva sepulcral durante un tiempo. Contrariamente a otros yacimientos donde solo hay indicios de ocupaciones esporádicas, en este están surgiendo los restos de una sociedad agrícola ganadera. “La aparición de agricultura y la ganadería hace que exista un boom demográfico, asienta a las poblaciones y empieza la estructura de clases”, informa a SINC Josep M. Vergès Bosch, investigador del IPHES en Atapuerca.
Al igual que en el Portalón (Cueva Mayor), los fósiles encontrados cuentan historias de cómo se abandonó un estilo de vida (caza y recolección), y se empezó a producir el alimento a través de la agricultura y la ganadería. Para entender los cambios en la población, el estudio de isótopos está permitiendo a los científicos entender la movilidad de los grupos, además de la dieta.