Un equipo internacional de astrónomos ha demostrado por primera vez que los estallidos de formación estelar afectan no solo a la evolución de su propia galaxia anfitriona, acortando su futuro crecimiento, sino que también repercuten mucho más allá de los límites de esta. Estos eventos energéticos pueden afectar al gas galáctico a distancias de hasta veinte veces más que el tamaño visible de su galaxia. Gracias a las observaciones del telescopio espacial Hubble (NASA-ESA), los investigadores han comprobado que los vientos generados durante la creación de estrellas fluyen fuera de su galaxia e ionizan gas a distancias de hasta 650.000 años luz del centro galáctico.