El Explorador de la Circulación Oceánica y de la Gravedad (GOCE) de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha cartografiado el campo gravitatorio terrestre con una precisión sin precedentes. En apenas dos años, este satélite ha tomado todas las medidas necesarias para trazar la superficie del ‘geoide’ de la Tierra, es decir, su forma teórica si hubiera un único océano sin corrientes ni mareas.