La serpiente pitón puede pasar hasta un año sin comer, pero cuando por fin consigue una presa que llevarse a la boca, su cuerpo adormecido necesita prepararse para el atracón. Es en este momento cuando el corazón de la serpiente se 'infla’ para favorecer su rendimiento. El órgano logra casi duplicar su tamaño pasados tres días desde la ingesta del alimento. Las serpientes consiguen así un corazón "olímpico" similar al de los atletas, pero sin necesidad de años de entrenamiento.
Ahora, un equipo de la Universidad de Colorado (EE UU), liderado por la investigadora Leslie Leinwand, desvela en Science los mecanismos implicados en el incremento del volumen del corazón del reptil. Los científicos han estudiado durante cinco años el metabolismo, el hígado y el corazón de las pitones de Birmania y han comprobado que son ciertos ácidos grasos y triglicéridos del plasma sanguíneo los que provocan el aumento del tamaño del órgano. El hallazgo podría servir para desarrollar nuevos medicamentos que ayuden al corazón a reponerse tras un infarto o a combatir algunas enfermedades en las que aumenta en exceso su tamaño.