Científicos chinos y japoneses han diseñado unas células solares a partir del descubrimiento de unos colectores solares microscópicos que se encuentran en las alas de las mariposas. Los investigadores utilizaron las alas como molde, hicieron copias de estos pequeños paneles y transfirieron la estructura de esos fotorreceptores a células solares sensibilizadas por colorante, conocidas como celdas solares Graetzel. Los ensayos de laboratorio mostraron que los colectores solares de las alas de mariposa absorbían la luz de forma más eficaz que las celdas Graetzel convencionales. El proceso de fabricación es más simple y rápido que otros métodos, y podría usarse para manufacturar otros dispositivos, según los investigadores, que publican su estudio en Chemistry of Materials.