Los rayos cósmicos son unas partículas con una energía extremadamente alta que provienen del exterior del sistema solar y bombardean constantemente la atmósfera de la Tierra. Provienen de fuentes del interior de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y consisten básicamente en protones que se mueven a una velocidad cercana a la de la luz. Durante mucho tiempo, los científicos se han enfrentado a un dilema astronómico: ¿Producen las explosiones estelares suficientes partículas aceleradas como para explicar la cantidad de rayos cósmicos que llegan a la atmósfera de la Tierra? “Durante mucho tiempo se ha pensado que los súper aceleradores que producen estos rayos cósmicos en la vía Láctea son las envolturas en expansión creadas por estrellas que han estallado”, señala Eveline Helder, del Instituto Astronómico de Utrecht y autora principal del estudio, que se publica en Science. Ahora, el equipo de Helder ha elaborado un cálculo que soluciona el dilema y confirma la teoría. “Cuando una estrella estalla en lo que llamamos una supernova, una gran parte de la energía de la explosión se usa para acelerar algunas partículas hasta energías extremadamente altas”, señala Helder. “La energía que se usa para esta aceleración de partículas está a expensas del calentamiento del gas, por lo que es mucho más fría de lo que predecía la teoría”.