Científicos del Laboratorio Europeo de Biología Molecular han descubierto cómo se guía el plancton marino hacia la luz. Las pequeñas larvas invertebradas que permiten a las comunidades de plancton viajar tanto en la superficie como en las profundidades del mar disponen de los ojos más simples que existen en la naturaleza. Estos ojos, que Darwin consideraba los primeros de la evolución animal, están compuestos de tan solo dos células, una fotorreceptora y otra dendrítica. No son capaces de generar imágenes pero sí son sensibles a la dirección de la luz. El equipo de investigadores, liderado por Detlev Arendt, ha descubierto, en su estudio de la larva Platynereis dumerilii, que hay un nervio que conecta la célula fotorreceptora del ojo con las células que generan el movimiento de nado de la larva. De este modo, el fotorreceptor detecta la luz y la convierte en una señal eléctrica que pone en movimiento a la larva. Los investigadores creen que este modo de funcionamiento representa una condición ancestral de la evolución de los ojos de los animales.