Desde que se producen los alimentos hasta que el cuerpo humano los excreta, se emiten alrededor de dos toneladas equivalentes de dióxido de carbono por persona y año, lo que representa más de un 20% de todas las emisiones anuales. Así lo refleja un estudio de la Universidad de Almería que confirma por primera vez la contribución de los excrementos humanos a la contaminación de las aguas, sobre todo por el aporte de nitrógeno y fósforo.