Investigadores de la Universidad de Iowa (EEUU), junto con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), utilizan datos e imágenes enviados por satélite GPS en tiempo real para situar con detalle los movimientos de las fallas geológicas, dentro de las 24 horas trascurridas tras un terremoto. Esto facilita que los servicios de emergencia actúen de forma más rápida y en una localización más precisa.
El sistema convierte las imágenes GPS en un patrón cromático donde los colores magentas señalan las zonas donde más se ha deformado la tierra por el terremoto. La precisión del dispositivo detecta cambios en la zona del temblor de hasta tres centímetros.