El aprendizaje está relacionado con cambios estructurales en el cerebro. Ésta es la conclusión de un equipo de investigadores de la Universidad de Duke (EEUU) que ha realizado un estudio con pájaros cantores. Los científicos observaron, gracias a una técnica de toma de imágenes cerebrales, cómo a las 24 horas de aprender su primera melodía, la actividad sináptica del cerebro ejemplares de diamante mandarín (Taeniopygia guttata) se incrementaba. Asimismo, sus espinas dendríticas (pequeñas proyecciones neuronales donde se sitúan las conexiones sinápticas), que suelen ser dinámicas, se volvían más grandes y estables.
Aunque investigaciones anteriores habían demostrado la correlación entre cambios estructurales en el cerebro y la experiencia sensorial, no quedaba claro si esta correlación se podía aplicar al aprendizaje. Este nuevo estudio, que se publica en Nature, demuestra que la experiencia influye en las propiedades estructurales y funcionales de las sinapsis, y ayuda a establecer los fundamentos físicos del aprendizaje y la memoria.