La Tierra alberga lugares con condiciones físico‐químicas muy similares a las que se pueden encontrar en planetas como Marte. Estos ambientes extremos, como el que se observa en la cuenca del Río Tinto (Huelva), pueden llegar a ser validados por la comunidad científica como análogos planetarios y pasar, así, a convertirse en campo de pruebas para comprobar cómo responden los equipos y herramientas que van a emplearse en misiones espaciales o conocer cuáles son los límites de habitabilidad en condiciones extremas. Un equipo internacional, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) busca ahora determinar si el lago salado Chott El Jerid, en el suroeste de Túnez, puede considerarse un análogo planetario. Desde el próximo 24 de mayo, y hasta el día 31, realizarán trabajos de campo en la zona y probarán algunos de los dispositivos que viajarán a Marte en 2011.