Hoy se cumplen 60 años de la muerte de Alan M. Turing, matemático y filósofo inglés considerado padre de la Inteligencia Artificial. Este concepto se empezó a usar hasta a partir de 1956, gracias a su famoso ensayo ¿Puede pensar una máquina? en el que compara las capacidades de las computadoras con las de los seres humanos.
Su interés por la computación también le sirvió para descifrar el código nazi, Enigma –considerado imposible de leer– lo que supuso una gran ventaja para los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1952, Turing fue detenido y juzgado por homosexualidad, un delito en Gran Bretaña hasta 1967. Para evitar ir a la cárcel, aceptó someterse a la castración química para anular su libido. Aunque finalmente en 1954, a los 42 años, murió tras ingerir cianuro.
En los últimos tiempos se intensificaron las demandas para rehabilitar al matemático hasta que el 24 de diciembre de 2013, la reina Isabel II de Inglaterra promulgó el edicto por el que se exoneró oficialmente al matemático, quedando anulados todos los cargos en su contra.