Un equipo de investigación, liderado por Timothy Shanahan, de la Universidad de Arizona en Tucson, ha demostrado que sequías como la de Sahel, que devastó África entre 1970 y 1990, no son eventos aislados. Los científicos, cuyo objetivo es estudiar las sequías del pasado para poder predecir con qué frecuencia ocurrirán en el futuro, han encontrado pruebas de que durante más de 3.000 años se han sucedido sequías muy severas en el África occidental.
En su estudio, que se publica en Science, el equipo de Sanahan analizó un registro de sedimento de hace 3.000 años del Lago Bosumtwi en Ghana, en el que observaron cómo las precipitaciones regionales habían afectado al volumen del lago y a la geoquímica de su sedimento.
Los investigadores concluyen que las poblaciones del África subsahariana, en constante y rápido crecimiento, dependen en exceso de la lluvia monzónica para la agricultura y la generación de energía. Si se produjese otra sequía de gravedad, no estarían preparadas para afrontarla, por lo que instan a desarrollar estrategias concretas y planes de contingencia para mitigar los futuros periodos secos.