El Plan de Cría en Cautividad del lince ibérico prevé que en el año 2010 se pueda comenzar a reintroducir al felino en su verdadero hábitat: el Mediterráneo.
Apenas mide 80 centímetros y no supera los 12 kilos, si bien este felino astuto, independiente y rápido, es un ser frágil debido a su extremada especialización y a la acción del hombre. Hoy por hoy, el lince ibérico es el felino más amenazado del planeta. En la actualidad, sólo 120 ejemplares habitan en Sierra Morena y, entre 20 y 50, en Doñana.
Tal y como explicó la directora del programa de cría en cautividad del lince ibérico en Doñana, Astrid Vargas, en el marco de los cursos estivales de la Universidad Complutense en El Escorial, este animal no se encuentra únicamente en riesgo de extinción, sino que “ya se está extinguiendo”. “Desde principios de los años 0'80 hasta 2002, se redujo el 90% de la población –de unos 1.000 individuos a los menos de 200 aproximados de la actualidad-” y a su progresiva desaparición ha contribuido la escasez de conejos y la destrucción de su hábitat.
No obstante, se ha dado un gran paso desde que en 2003 la entonces ministra de Medio Ambiente, Elvira Rodríguez, decidiera firmar, en contra de sus propios técnicos, un acuerdo con la Junta de Andalucía para llevar a cabo el Plan de Acción para la Conservación del Lince Ibérico. Desde los tres primeros felinos nacidos en cautividad en el Acebuche (Doñana) dos años después –aunque sólo dos sobrevivieron-, hoy 19 recorren los espacios de 500 metros cuadrados de este centro y de El Campillo (Huelva), así como los más escurridos del zoo de Jerez. De hecho, ahora el Programa de Conservación Ex Situ (en cautividad) prevé que en tres años la reintroducción de este animal en su hábitat natural, el Mediterráneo, sea posible.
Los especialistas fijan para 2010 el inicio de la fase de reintroducción. Sin embargo, para ello, según se informó desde el programa, son necesarios un mínimo de 30 machos y 30 hembras. Asimismo, también “hacen falta unas 10.000 hectáreas de monte mediterráneo bien protegido con buenas poblaciones de conejo para poder tener una población viable de linces a largo plazo”, afirma Vargas, veterinaria hispano-estadounidense reconocida internacionalmente y respaldada por el CSIC.
Según el coordinador científico del Programa de Actuaciones de la Estación Biológica de Doñana y un gran conocedor del lince ibérico, Miguel Delibes de Castro, hijo del prestigioso escritor, “se está trabajando en cuatro zonas de Andalucía para seleccionar dos y posteriormente, una en la que se llevarán a cabo las reintroducciones experimentales”. Asimismo, “está previsto crear más centros, en Extremadura y Castilla-La Mancha y otro en Portugal – tras la reciente firma de un convenio-. También existe un nuevo centro dependiente de la Junta en Jaén”.
Y es que este felino es un especialista estricto ligado al monte mediterráneo que requiere de amplios espacios para desenvolverse. Necesita de la presencia de una densa cobertura vegetal que le aporte abrigo, seguridad para criar a sus camadas y refugio donde sorprender a las presas. Por el contrario, para sus desplazamientos y la caza precisa espacios abiertos, algo que resulta curioso para un animal tan esquivo como es el lince. Por ejemplo, una hembra reproductora necesita de 300 a 400 hectáreas para procurarse el alimento.
El conejo, su principal plato
Otra dificultad añadida para la supervivencia de este gran gato, expulsado del territorio por sus padres cuando no llega al año de vida (sólo los machos), es su dependencia respecto al conejo. Este herbívoro constituye el 90% de la alimentación del lince. Pero se trata de un animal muy diezmado por las enfermedades, por la caza y el exceso de depredadores al no existir ya otros ejemplares superiores a éstos, entre otros factores. Su “escasez es tal vez, actualmente, el principal problema para garantizar la supervivencia de los últimos linces y por ende la recuperación futura de la especie”, afirman Miguel Delibes y el profesor del área de Zoología del departamento de Biología Ambiental de la Universidad de Huelva, Javier Calzada.
Astrid Vargas ya apunta en los medios de comunicación que el 80% de los fondos destinados al lince se invierten en conejos. Por su parte, Delibes subraya: “Hay tan pocos linces y en tan pocos sitios que una enfermedad, la falta de comida –relacionada con las dos patologías que afectan principalmente a los conejos-, una catástrofe o los peligros en el hábitat –por ejemplo, las carreteras- pueden darles la puntilla”. Para el biólogo, es prioritario lograr que los linces se mueran menos y se reproduzcan más, y después, cuidar el hábitat.
Evitar los atropellos
En los últimos años, la proximidad de las vías de circulación ha resultado también un riesgo para las reducidas poblaciones de linces. Entre 2000 y 2002 los atropellos han supuesto el 80% de las muertes. Ante esta problemática, recientemente la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta aprobó un nuevo vallado para delimitar el Entorno Nacional de Doñana en la carretera A-483 de El Rocío hacia Matalascañas, en Almonte (Huelva).
Tal y como explicó la Consejería, se trata de un vallado “específico” y dirigido al lince ibérico, de tres metros de altura y medio metro soterrado bajo el suelo, que recomendaron los especialistas con el objetivo de disminuir su mortalidad. Sin embargo para el alcalde de Almonte, Francisco Bella, y algunos ecologistas, la medida es una operación de “maquillaje” que además daña estéticamente el entorno y que coarta la libertad de movimientos del gato cerval.
Por si fuera poco, otro inconveniente añadido a los que ya dispone este felino en su día a día es la falta de contacto con otros ejemplares de su misma especie. La eliminación de hábitats adecuados que permitan su asentamiento y la existencia de obras o cotos cercados conllevan que un alto porcentaje de los cruces que se producen tengan lugar entre individuos emparentados, con lo que la variedad genética en las poblaciones es cada vez más pobre.
Asimismo, el uso de técnicas de trampeo ilegales como lazos o cepos afecta también a la escasa población de estos animales, aunque ya en menor medida por la alta concienciación social respecto al felino.
¿Dónde hay linces?
Hoy el lince ibérico es un gran conocido para sus estudiosos y ha protagonizado las páginas de numerosas publicaciones. Se trata de una especie perfectamente caracterizada, posiblemente con millón y medio de años de antigüedad y restringida a la Península Ibérica. Delibes, también presidente de la Sociedad Española para la Conservación y Estudio de Mamíferos (SECEM), destaca que “se ha progresado mucho en el conocimiento de las enfermedades y otros aspectos de la biología del lince hasta ahora poco explorados e importantes para la conservación”.
Sin embargo, su exacta distribución aún se desconoce. Pese a que Doñana y Sierra Morena dan cobijo a la mayoría de ejemplares, en ocasiones se han encontrado excrementos de la especie en zonas como Madrid, Extremadura o los Montes de Toledo. Pero el proyecto de análisis genético de heces dispone de poca financiación y necesita de más recursos del Ministerio de Medio Ambiente. Además, aunque se han detectado los excrementos, nunca nadie ha divisado a los ejemplares.
Así pues, la situación sigue siendo compleja para este animal, emblema de la naturaleza de la Península. Si bien queda aún un largo camino por andar, los expertos destacan la progresiva evolución desde que en el año 2003 se puso en marcha el Plan de Cría en Cautividad. “El Programa de Actuaciones junto con el Proyecto LIFE de la Unión Europea, ha conseguido estabilizar e incluso mejorar la población de lince de Sierra Morena. Ha logrado acuerdos con propietarios y ha movilizado a gran parte de la sociedad andaluza. En el caso de la conservación ex situ, el principal éxito ha sido demostrar que puede hacerse, que se pueden cruzar animales de Doñana y Sierra Morena”, afirma Delibes.
Pero no basta con que el lince sobreviva en un centro, en cautividad; sino que debe hacerlo en su hábitat, en el Mediterráneo, donde realmente es funcional; y podrá serlo a partir del 2010. “Probablemente, siempre estará amenazado, pues parte de su vulnerabilidad se debe a causas naturales: tiene un área de distribución muy restringida y es una especie extremadamente especializada”. Sin embargo, todos aquellos que se dedican a garantizar su conservación tratan de que el lince ibérico abandone el peligro crítico de desaparecer, el torbellino de extinción en el que se encuentra inmerso para como mínimo llevar una existencia digna. Y es que, después de tantos esfuerzos, su pérdida sería incalculable.