La historia tiene todos los elementos de una novela médica de suspense: una lucha soterrada entre dos instituciones públicas, un régimen político opaco, un pasado reciente, una enfermedad que lastraba el desarrollo del país y una ocultación de la verdad masiva. Investigadores en Historia de la Medicina de las universidades de Coimbra, León y Salamanca han ordenado los elementos de un plan piloto de vacunación contra la polio desarrollado en 1963 en las provincias de León y Lugo por una de las instituciones sanitarias de la época.
La campaña, que permitió reducir a largo plazo la incidencia de la poliomielitis, presentaba, sin embargo, "mala planificación, dosis adultedadas o incorrectas" y, ante todo, ocultó a los participantes el fondo que subyacía en la operación de Salud pública
A principios de los '60, España estaba empeñada en mostrar al mundo un cambio en su modelo de desarrollo. Con la llegada de los tecnócratas al poder y el fin de autarquía, el Régimen emprendió una campaña de imagen ante el mundo en el que no había cabida para ciertas realidades sanitarias.
"La polio era un estigma para quien la padecía, pero se publicitaba en los medios la imagen de niños sanos y vacunados", comenta Luis Seco Calvo, investigador de la Historia de la Medicina de la Universidad de León.
Junto a sus homólogos João Rui Pinto (de la Universidad de Coimbra) y Juan Antonio Rodríguez (de la Universidad de Salamanca) ha investigado cómo dos de las instituciones sanitarias de la época sostuvieron en paralelo dos campañas de vacunación antipoliomielíticas diferentes en España, en 1963 debido a la pugna existente entre ellas, el Seguro Obligatorio de Enfermedad y la Dirección General de Sanidad. Una de ellas, la DGS, llevó en 1963 a las provincias de León y Lugo una novedosa vacuna oral trivalente, denominada Sabin, ampliamente distribuida sin que la población adulta supiera a qué sometía a sus hijos.
Aquel año el Ministerio de Gobernación dictó una orden para proceder a la vacunación antipoliomielítica, dado que la enfermedad se había expandido a nivel mundial en la década anterior. Las campañas predetentes habían resultado tímidas y no cubieron a toda la población.
La Dirección General de Sanidad (DGS) había extendido el uso de una vacuna denominada Salk, pero no había podido con el último de los brotes de la polio de los años '50, el de 1958. La enfermedad afectaba entonces a 7 de cada 100.000 habitantes. Hasta el año clave, 1963, las estadísticas oficiales hacían constar 11.429 niños afectados y 1.301 fallecidos.
Con la entrada en vigor de la orden, el Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE) comenzó la campaña de vacunación con Salk, mientras que la DGS se decantó por otro tipo de vacuna, el denominado Sabin, que comenzó a administrarse en León y Lugo "sin explicarle a la población e incluso a los médicos, que se trataba de una fase piloto, pues fue presentada ya como campaña nacional", según recoge la investigación titulada 'Las campañas de vacunación contra la poliomielitis en España en 1963', publicada en Asclepio.
La distribución del producto se realizó en dos fases, en León tuvo lugar desde mayo hasta julio, y en Lugo de mayo a junio y de octubre a noviembre. Según apuntan los investigadores "Resulta sorprendente la elección de una vacuna Sabin trivalente cuando sólo tenemos noticias de su uso parcial (como ensayo) en Rusia en 1960", recoge el artículo.
¿Por qué se eligieron León y Lugo?
La memoria de la campaña basa la designación de León y Lugo como lugares preferentes para la administración del fármaco en criterios geográficos y epidemiológicos, pero los investigadores observan otros criterios que subyacen a los expresados publicamente.
"Uno de los motivos de la elección de ambas provincias es que toda la zona transfronteriza con Portugal, en el eje Lugo-León-Zamora-Salamanca, presentaba una alta incidencia por el trasiego de la población entre ambos países. Otro fue que la asistencia sanitaria estaba más controlada, la realizaban órdenes religiosas e incluso la Sección Femenina. En esta parte de España la situación sanitaria estaba más atrasada, puesto que en la misma fecha, en Valencia se sometia a los pacientes de polio a tratamientos fisioterapéuticos", comenta Seco.
En total, fueron vacunados 71.228 niños en la primera fase de la experiencia piloto en León (el 90% de la población susceptible) y 52.241 en la segunda fase. En Lugo, la cifra ascendió a 48.666 vacunados en la priemra fase y 41.889 en la segunda, lo que supondría, para una población suscentible de 50.000 niños, el 97'22% y el 83'77% respectivamente.
"La campaña piloto fue un éxito porque debia de ser un éxito, independientemente del resultado", indica el trabajo de investigación. Aunque presentaba lagunas: "La situación de los núcleos rurales obligaba a llevar las vacunas en terrones de azúcar y a realizar su distribución en condiciones precarias, por lo que las dosis muchas veces no se ajustaban a los criterios médicos o las necesidades de los pacientes", explica Seco.
Además, en cada provincia se realizó de forma diferente y con una "mala planificación". El resultado fue que "no sólo no se erradicó correctamente la enfermedad, sino que los niños que la padecieron presentaron secuelas".
Muchas de las persoans afectadas rondan hoy los 60 años y han prestado un apoyo clave durante los trabajos de documentación de la investigación, al igual que los periódicos de la época. "Se sentían rechazadas, ya que en la escuela les prohibían el contacto con otros niños, no se les dejaba practicar gimnasia o, muchas veces, llevaban dispositivos ortopédicos aparatosos", explica el experto.
La primera información de esta campaña secreta la obtuvieron los investigadores de enfermos que viven en la residencia Cinco Yagas, de Astorga (León). En cierta manera, a través del volcado de la información periodística o por medio de entrevistas personales a afectados o cuidadores, los científicos han conseguido suplir la falta de información institucional.
La campaña de la DGS respondía a las acciones de la SOE, ambas en soterrada lucha institucional. La última utilizó pediatras para popularizar su vacuna Salk, la DGS recurrió a expertos y la divulgación para evidenciar la calidad científica del tipo Sabin. En 1964, la experiencia en León y Lugo permitió el primer plan nacional de vacunación serio.
Este "éxito" inicial tuvo su recompensa en años posteriores. La poliomielitis descendió substancialmente, aunque su erradicación definitiva tardó bastante más tiempo.