Una antigua playa marciana al borde del océano, ¿posible cuna de la vida?

Aunque la presencia de agua en Marte está sobradamente probada, durante décadas se ha debatido si existieron grandes océanos en condiciones de habitabilidad. Un nuevo estudio con datos del rover chino Zhurong ha descubierto una antigua costa marciana donde pudo surgir la vida en la misma época en que esto ocurrió en la Tierra.  

Marte
Superficie de Marte tomada por el rover Zhurong. / Wikipedia

El clásico Crónicas marcianas de Ray Bradbury retrataba el planeta Marte como un delicado paraíso que los invasores humanos destruían, exterminando su refinada civilización. En 1950, cuando se publicó esta colección de relatos, ya se sabía que nuestro mundo vecino es gélido y —se creía— seco, con una atmósfera irrespirable y sin rastros de vida compleja presente.

Hace 4 000 millones de años, Marte tenía una atmósfera más densa y temperaturas que permitían la presencia de agua líquida

Pero quizá un cierto paraíso marciano, aunque sin los gentiles indígenas de Bradbury, pudo existir en otro tiempo: un nuevo estudio de investigadores chinos y estadounidenses ha identificado lo que hace miles de millones de años fueron playas de arena fina, comparables a las terrestres, al borde de un océano marciano; un lugar donde tal vez la vida pudo eclosionar antes de que el planeta rojo se tornase inhabitable.

Hace 4 000 millones de años, Marte se parecía más a la Tierra que hoy, con una atmósfera más densa y temperaturas que permitían la presencia de agua líquida en la superficie. Hay pruebas sobradas de que aún existen grandes cantidades de agua en forma de hielo, la mayoría bajo tierra, o atrapada en minerales, pero durante décadas los científicos han debatido si en un pasado remoto hubo un gran océano que ocupaba al menos la tercera parte de la superficie.

El océano Deuteronilus

Dicha hipótesis nació en la década de 1980, cuando el científico de la NASA Timothy Parker analizó imágenes tomadas por las sondas Viking unos años antes y descubrió lo que parecían líneas costeras en torno a las tierras bajas del hemisferio norte, una región llamada Deuteronilus que se diferencia notablemente de la meseta meridional, rugosa y horadada por cráteres. Parker propuso que aquello era el antiguo litoral de un enorme océano.

En la década de 1980, el científico de la NASA Timothy Parker descubrió en imágenes de las sondas Viking lo que parecían líneas costeras

“Pero hubo debate, porque las orillas propuestas no eran planas”, cuenta a SINC el geocientífico planetario Michael Manga, de la Universidad de California en Berkeley. Una línea litoral debe mantenerse al mismo nivel, y la presunta costa observada por Parker tenía elevaciones y depresiones de hasta 10 kilómetros, por lo que otros expertos cuestionaron esta interpretación.

En 2018, Manga y sus colaboradores ofrecieron una solución que validaba la hipótesis de Parker: “Mostramos que Marte se deformó a lo largo del tiempo porque su eje de rotación se desplazó y el volcanismo distorsionó el planeta, lo que podría explicar por qué ya no eran planas”, resume. “Pero llegar a ver playas era algo que faltaba, ya que este registro está enterrado; el registro superficial es difícil de interpretar después de 3 500 millones de años de historia”.

El registro superficial es difícil de interpretar después de 3 500 millones de años de historia

Michael Manga, Universidad de California en Berkeley
Recreación hipotética de Marte hace unos 3 600 millones de años

Una recreación hipotética de Marte hace unos 3 600 millones de años, con el océano Deuteronilus cubriendo casi la mitad del planeta. La estrella naranja muestra la localización del rover chino Zhurong. La estrella amarilla corresponde al rover de la NASA Perseverance. / Robert Citron

Buscar bajo la superficie

En mayo de 2021, China se convirtió en la segunda nación en tener un artefacto operativo en la superficie de Marte con el rover Zhurong de la misión Tianwen-1, que se posó en Utopia Planitia, una llanura en la región de Deuteronilus. Durante su año de operación, recogió innumerables observaciones de su entorno, incluyendo datos de hasta 80 metros bajo la superficie gracias a su radar de penetración del subsuelo, RoPeR (Rover Penetrating Radar).

La geología fósil preservada bajo tierra ha revelado la huella de lo que fue una línea costera de 1,3 kilómetros con playas de arena fina

Para analizar los datos del RoPeR, los científicos responsables del Zhurong contaron con la colaboración de Manga por sus trabajos previos. “Lo que es nuevo es poder mirar bajo la superficie para buscar el registro de océanos pasados”, comenta el geocientífico. “Bajo tierra, los rasgos se conservan mejor”. Y esa geología fósil preservada bajo tierra ha revelado la huella de lo que fue una línea costera de 1,3 kilómetros con playas de arena fina, esta vez niveladas, pero entre 10 y 35 metros bajo la superficie actual.

Según los resultados publicados esta semana en PNAS, la antigua costa marciana forma depósitos sedimentarios que los autores han asemejado a los terrestres, también en su inclinación hacia una misma dirección, la del extinto océano, con una pendiente media de unos 15 grados, similar a la de las playas terrícolas.

Una playa real, de estilo vacacional

Benjamin Cardenas, Universidad Estatal de Pensilvania

Los investigadores han descartado otros posibles orígenes de estos depósitos, como flujos de lava, vientos o un episodio de derretimiento de hielos. Los datos son consistentes con el transporte de arena desde los ríos a un océano estable, líquido y libre de hielo, cuyas olas y corrientes, durante millones de años, acumularon estos materiales en playas no muy diferentes de las nuestras; en palabras del coautor del estudio Benjamin Cardenas, de la Universidad Estatal de Pensilvania, “una playa real, de estilo vacacional”.

Hierro oxidado por el agua

“El estudio del rover chino es fascinante y aporta más pistas sobre la ubicación y la forma de antiguas masas de agua”, indica a SINC Colin Wilson, científico de las misiones marcianas Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter, de la Agencia Europea del Espacio (ESA). Utilizando datos de estas sondas y experimentos de laboratorio, un trabajo publicado ahora en Nature Communications presta apoyo adicional a la noción de un antiguo Marte húmedo y templado.

El color rojo de Marte se debe a la ferrihidrita, un óxido de hierro hidratado que se formó en presencia de agua

El estudio desvela que el color rojo de Marte, su rasgo más conocido, no se debe al tipo de óxido de hierro que se creía. Análisis previos habían concluido que se trataba de hematita, un mineral formado por la reacción del metal con oxígeno en seco, ya que observaciones anteriores no habían encontrado agua en este polvo. La nueva investigación muestra que el material es ferrihidrita, un óxido de hierro hidratado que se formó en presencia de agua y que, por tanto, dataría de la época del Marte acuoso, perdurando hasta hoy.

“El resultado de la ferrihidrita aporta pistas sobre la cronología de la era del agua líquida en la historia marciana”, subraya Wilson. “Uniendo estas pistas con otras muchas, lentamente nos acercamos a una mejor comprensión del dónde, el cuándo y el cómo de la presencia de agua en la historia temprana de Marte”.

Nos acercamos a una mejor comprensión del dónde, el cuándo y el cómo de la presencia de agua en la historia temprana de Marte

Colin Wilson, científico de las misiones Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter de la Agencia Europea del Espacio (ESA)

El agua, cuna de la vida

Pero si estudios recientes sugieren que la vida en la Tierra pudo arrancar antes de lo que se creía, hace algo más de 4 000 millones de años, en la época de aquel Marte húmedo, ¿pudo nuestro vecino seguir el mismo camino? “Los litorales son grandes enclaves donde buscar evidencias de vida pasada”, dice Cardenas a SINC. “Se piensa que la vida temprana en la Tierra surgió en lugares como este, cerca de la interfase entre el aire y aguas someras”.

El instrumento LIMS de la Universidad de Berna podría encontrar restos de vida antigua en materiales marcianos

Nuevas misiones espaciales podrían ayudar a encontrar esta vida pasada en Marte, si llegó a existir. La misión conjunta NASA-ESA de retorno de muestras marcianas traerá los materiales recogidos por el rover Perseverance de la NASA en lo que fueron entornos húmedos, y el futuro rover europeo Rosalind Franklin de la misión ExoMars perforará la superficie para estudiar los materiales enterrados.

Un instrumento desarrollado en la Universidad de Berna podría encontrar estos restos de vida antigua en materiales marcianos. Según un estudio publicado esta semana en Frontiers in Astronomy and Space Sciences, el LIMS (siglas en inglés de Espectrómetro de Masas de Ionización y Ablación por Láser) ha identificado microbios fósiles en yesos argelinos análogos a los sulfatos marcianos que se formaron al precipitar las sales por la evaporación del agua.

Si estos depósitos sedimentarios subterráneos pudiesen alcanzarse mediante una futura misión marciana, es muy probable que conserven señales de vida

Youcef Sellam, Universidad de Berna

Según expone a SINC el primer autor del trabajo, Youcef Sellam, el LIMS volará a la Luna con el nuevo programa Artemisa de la NASA. Con respecto a la línea costera hallada por el rover chino, “si estos depósitos sedimentarios subterráneos pudiesen alcanzarse mediante una futura misión marciana, es muy probable que conserven señales de vida que nuestro instrumento LIMS ha demostrado poder detectar”, dice Sellam.

Referencias:

Li, J. et al., “Ancient ocean coastal deposits imaged on Mars”, PNAS (2025)

Valantinas, A. et al., “Detection of ferrihydrite in Martian red dust records ancient cold and wet conditions on Mars”, Nature Communications (2025)

Sellam, Y. et al., “The search for ancient life on Mars using morphological and mass spectrometric analysis: an analog study in detecting microfossils in Messinian gypsum”, Frontiers in Astronomy and Space Sciences (2025)

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons
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